martes, 14 de febrero de 2012

Bipolaridad I

                   

                   "Si, ya despertaste. El reloj del buro te dice que has dormido durante 20 horas. Sientes el cabello grasiento, producto de tu inmovilidad durante los últimos días. Llevas la misma ropa que ayer, que anteayer, que quien sabe cuando. Tienes hambre. Con mucho pesar te levantas y bajas a la cocina. Recuerdas que es viernes y que tu madre no ha ido al super para surtir el mandado. Por ahora los estantes solo tienen espaghetti crudo y café soluble. No importa, sera suficiente. Abres los empaques torpemente y, con los dedos, llevas el contenido hasta  tu boca. Lo que sea para saciarte. Tragas. El sabor no te interesa realmente. Terminas pero aun tienes hambre. ¿Que mas hay? Una caja de bicarbonato de sodio. No importa, servirá. Mientras de aferras al botín te arrastras hasta unos de los sillones de la sala y viertes todo el contenido sobre tu boca. Sientes el desagradable sabor del polvo blanco cuando te pasas la lengua sobre las comisuras de los labios. Quieres vomitar pero no tienes ni fuerzas para moverte. Incluso te cuesta trabajo respirar. Inhala. Exhala. Tienes 16 años y este sera el primer episodio de verdadera depresión que recuerdes en tu vida. Cuando tu padre te encuentre y notes su mirada aterrorizada, te aferraras a su mano y un torrente de lágrimas te inundara la cara. Sera la primera vez que admitas haber perdido el control y tu mas cordial bienvenida al mundo de la bipolaridad..."



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